Cuando hackean teléfonos de personajes de alto nivel es muy común retomar el tema de la protección extra, y aunque pocas acciones garantizan seguridad absoluta es importante agregar capas de seguridad, Uno de los últimos informes de ataque de alto nivel se dio al ministro de Sanidad de Australia Greg Hunt.
Hunt es el segundo alto cargo del Gobierno en sufrir un ciberataque, esta vez con el presunto objetivo de obtener información sobre activistas hongkoneses. Bloomberg envió un comunicado en el que confirma el ataque cibernético y también dijo que la Policía Federal Australiana y investiga el caso.
Tan sólo unos días antes el ministro de Finanzas, Simon Birmingham, denunció un hackeo. El diario ‘The Australian’ ha indicado que durante el ciberataque se solicitaron datos sobre supuestos activistas hongkoneses. Birminghan ha explicado durante una vista parlamentaria que el hackerPersona que utiliza sus conocimientos técnicos en computación y programación para superar un problema, normalmente asociado a la seguridad. En español, se recomienda diferenciar claramente entre hacker y cracker, ya que, si bien ambos son expertos en colarse en sistemas, el segundo lo hace con propósitos ilícitos logró tener acceso a sus contactos como ministro a través de la aplicación de mensajería Telegram.
Según la policía australiana ambos ataques se relacionan con una campaña de Phishing que inició el 18 de marzo que se ha difundido a través de Whatsapp y Telegram. Durante estos ataques los contactos del afectado reciben mensajes de un impostor y les pide una transferencia monetaria o descargar alguno de estos mensajeros para continuar hablando.
Cuando hackean a un alto nivel en el contexto de represión dirigida contra activistas que se oponen a las acciones del parlamento chino, donde se aprobó un proyecto para cambiar el sistema electoral de Hong Kong, reduciendo aún más la representación democrática en las instituciones de la ciudad e introduciendo un mecanismo para examinar la lealtad de los políticos a Pekín.
Más de una veintena de personas han sido arrestadas; países integrantes del G7 se pronunciaron contra estas acciones calificándolas de represivas. Tanto Australia como Nueva Zelanda se declararon profundamente preocupados, instando a Hong Kong y China a permitir «vías genuinas» para que la gente de la ciudad participe en su gobierno y proteja el papel del Consejo Legislativo.